Les voy a relatar mi historia de porque escogí al dogo y no otra raza. Actualmente tengo 27 años pero cuando tenía 13 años ya supe lo que era tener un DA. Durante 3 años, conviví con esa perra llamada ¨Shira¨. La teníamos en un piso y se crió como uno más de la familia, recibiendo y dando el cariño que solo ella sabía ofrecer. Siempre fue una excelente compañera, pero a los tres años y por motivos familiares mis padres tuvieron que regalar a la perra porque no podían hacerse cargo de ella. Recuerdo perfectamente el día que llegué a casa y me encontré con que Shira ya no estaba. Solo recuerdo que lloré y lloré durante varios días, porque amaba a esa perra. Ese día juré que algún día y cuando pudiese volvería a tener un dogo argentino en mi vida.
Hace cuestión de casi 5 meses, ese día llegó, y me decidí a comprar un DA al que llamé Yako. El perro llegó a casa con un mes y 10 días, y entró alegrando nuestra casa, donde convivimos, mi mujer, mi hija de 5 años y yo. Todos en casa estabamos muy contentos con el nuevo miembro de la familia pero yo notaba que algo no iba bien. El perro era muy cariñoso pero muy pasota. Lo llevé al veterinario con el temor de que fuera sordo. El veterinario me dijo que todavía era muy pequeño para diagnosticar sordera porque los canales auditivos aún no están completamente desarrollados. A los dos meses y medio lo volví a llevar y después de varias pruebas se cumplieron mis temores, el perro tenía una sordera del 100%. Durante unos días todo fueron dudas, ya que la crianza de un perro de estas características era nuevo para mí, y al tener una niña me entró miedo. Llamé al criador y me dijo que no podía devolverme el dinero porque no lo tenía, y me dijo que lo único que podía hacer era darme a una hembra que todavía le quedaba y el recogería al cachorro que me había vendido, pero que no sabía que iba a hacer con el, porque no podía hacerse cargo de el. En ese momento, empezaron todas mis dudas, miedos y entraron en el juego todas las emociones conscientes e inconscientes que mi cabeza dirigía. Después de un mes y pico con el cachorro en casa, le habia cogido mucho cariño y no podía parar de darle vueltas a la cabeza pensando en que pasaría con él si lo devolvía...posiblemente lo sacrificarían o lo regalarían a cualquier persona que posiblemente con el tiempo se cansarían de el debido a su problema. Pero no podía dejarme guiar por el corazón y me guié por la razón y me reuní con el criador llevando al perro en mis brazos. Una vez allí, me dió a la hembra que vino a mi con toda la ilusión del mundo y sabiendo que porfin tendría un hogar. En el momento en que yo le entregué a Yako, me miró con unos ojos que me hicieron derrumbarme. Parecía como si el perro sin escuchar nada de lo que allí pasaba sentía que algo no iba bien. Esa mirada fue tan dura para mí que no lo pensé dos veces. Lo volví a coger en mis brazos y me fui de aquel lugar con los dos dogos en los brazos.
No sabía si sería capaz de criar a los dos, y mi mente solo me decía que me estaba equivocando, pero mi corazón se aferraba a ese dulce perro, y en ese momento las emociones ganaron la batalla a la razón.
Después de 4 meses con los dos perros, solo doy gracias por haberlo hecho así, ya que lo son todo para mi. Desde ese día me leí muchos artículos sobre perros sordos, y la verdad es que me ayudaron mucho, pero quien mas me ayuda es la hembra. Gracias a ella Yako comprende todo a la perfección y se deja guiar por su hermana. El parece darme las gracias cada día, ya que el vínculo que existe entre nosotros dos es enorme. Quiero con locura a los dos, pero este perro parece que se había cruzado en mi camino por alguna razón. Son dos perros maravillosos, y no me arrepiento para nada de lo que elegí.
Para finalizar, decir que la hembra se llama ¨Shira¨ al igual que la primera doga que conocí en mi vida y a la que tanto quise. Por alguna otra razón, otra Shira volvió a cruzarse en mi camino, y con ella mi amor por esta raza inigualable como es el Dogo argentino.
Un saludo, y disfruten de sus perros, ya que nos alegran el día a día.